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La voz de una Wara

“Pude entender que a pesar de que a veces perdemos la fé, siempre tenemos algo para ofrecer. Efectivamente el hacer es lo que confirma la potencialidad”. Silvia Cosoli/ Argentina Por Vivian Lettier Directora de Comunidad de la Red Wara

Hace exactamente un año dábamos comienzo a la tercera generación de Waras. Una generación que vivió los primeros grandes avances en nuestra metodología, integrada por mujeres de Colombia, Argentina, Venezuela, Uruguay, Bolivia, Paraguay y Chile.

Lo cual fue muy desafiante para nosotras como organización y tuvo como resultado un ciclo de talleres y espacios pensados específicamente para cubrir necesidades específicas de las emprendedoras.

Hoy un año después, luego de mucho recorrido, trabajo visible e invisible por parte de nuestro multidisciplinario equipo y el esfuerzo en seguir generando oportunidades, como bien saben iniciamos una nueva generación.


Como encargada de la comunidad, creí que una manera de transmitir lo vivenciado en nuestra Mentoría sería mucho más transparente si en lugar de ser contado por Red Wara, fuese contado por una de sus protagonistas.

Silvia es Argentina, emprendedora, diseñadora de imagen y sonido. Se acercó a nosotras con el objetivo de poder usar la fotografía como herramienta para ayudar a emprendimientos de triple impacto a dar un mensaje claro que mejore la comunicación de sus objetivos. Es una Wara que ha estado trabajando día tras día en su propósito y en cómo perfeccionarlo. Enriqueciendo sus conocimientos a lo largo de todos estos meses, gestionando su imagen, su marca personal. Cuestionando pero más que nada compartiendo toda su experiencia con sus colegas. Silvia continúa dedicando tiempo a sus objetivos y planteándose metas para poder generar impacto a través de su pasión. En la Bienvenida de la Séptima Generación expresó a las nuevas Waras:


“El proceso que se vive con Red Wara no es solamente un proceso técnico, sino que es un proceso que se vive hacia dentro, donde van a poder enfrentar un montón de creencias limitantes de la mano de un acompañamiento uno a uno, de manera súper contenedora. Es un proceso; es un camino como tantos que uno puede emprender en la vida y para vivirlo de la manera más colectiva posible. Me sentí muy acompañada, conociendo a muchas mujeres que compartíamos muchas pasiones pero también muchos miedos y eso se puede enfrentar siempre mejor codo a codo con otras mujeres.

Cada vez que transiten una situación gobernada por el miedo o la angustia podrán acudir cada una a sus compañeras y sobre todo volver al propósito. Siempre vuelvan al propósito, que es lo que le dará la respuestas a todas las dudas que tengan”. Cuando le preguntamos un ejemplo específico que haya contribuído a su empoderamiento personal allí recordó la manera en que se animó a dar un pequeño - gran paso, a pesar de los miedos:


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“En lo personal, me animé a dar un taller de fotografía con el celular que me sirvió para validarme a mí en la práctica, porque realmente ahí entendí cuanto podía impactar en el entorno y en las personas que pudiesen necesitar lo que yo tenía para ofrecer.


Pude entender que a pesar de que a veces perdemos la fé, siempre tenemos algo para ofrecer.

Efectivamente el hacer es lo que confirma la potencialidad”.

 
 
 

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